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Tomás Navarro Tomás, de
Francisco Javier
Díez de Revenga
(Universidad de
Murcia)
Una de las figuras más sobresalientes
de la historia de la filología española, discípulo predilecto de Ramón Menéndez
Pidal, fue Tomás Navarro Tomás, fundador en España de
Tomás Navarro Tomás nació en
Seguimos para la elaboración de estos
datos biográficos el trabajo de Francisco Fuster Ruiz “In memoriam. Tomás
Navarro Tomás”, publicado en Al-Basit,
7, enero de 1980, así como el estudio mío “Navarro Tomás y la métrica
española”, publicado también en Al-Basit,
8, 1980. Así mismo, dos trabajos tan personales como iluminador de Alonso
Zamora Vicente:
En 1902, se matricula en
En 1909 ingresa por oposición en el
Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con un primer destino en Ávila,
en el que permanece hasta 1911. En esta fecha se inaugura la colección de
Editorial
Cuando regresó a España, en 1914,
Menéndez Pidal lo nombra profesor en el Centro de Estudios Históricos, donde compatibiliza
su puesto con el del Archivo Histórico
Nacional, con las labores de director del Laboratorio de Fonética Experimental,
con los cursos para extranjeros y con la gestión de
A mismo tiempo, por estas fechas, la
fama de Navarro Tomás en el ámbito académico y científico es notable, sobre
todo por algunas de sus publicaciones, entre las que se pueden citar monografías
fundamentales aparecidas en estos años como "Cantidad de las vocales
acentuadas" (1916), "Cantidad de las vocales inacentuadas"
(1917), "Diferencias de duración entre las consonantes españolas” (1918),
"Lecciones de pronunciación española" (1921), "Historia de
algunas opiniones sobre la cantidad silábica española (1921), "Metodología
de
Tomás Navarro Tomás, Ramón Menéndez Pidal,
Homero Serís, Américo Castro y Pedro Salinas.
En 1922 había logrado que se creara la
plaza de director de
La primera colección está formada por
29 discos con textos originales de sus autores en sus propias voces, grabados
entre diciembre de 1931 y febrero de 1933, de los que se editaron 50 ejemplares
de cada uno, exceptuando los de romances, de los que sólo se editaron 20.
Corresponden a Azorín, Juan Ramón Jiménez, Pío Baroja, Ramón Menéndez Pidal,
Santiago Ramón y Cajal, Miguel de Unamuno, Niceto Alcalá Zamora, Manuel B.
Cossío, Ramón del Valle-Inclán, Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, Armando
Palacio Valdés, Concha Espina, José Ortega y Gasset, Jacinto Benavente, Miguel
Asín Palacios, Leonardo Torres Quevedo, Fernando de los Ríos, Ignacio Bolívar,
Vicente Medina, José Vera, Mariano Benlliure, Eduardo Marquina, Manuel Linares
Rivas y Ricardo León, junto a los romances recitados por Lorenzo Rodríguez
Castellano, Estrella Sananes y Johebed Chocron, Enrique Borrás y Margarita
Xirgu.
La segunda colección, también reunida
por Navarro Tomás para trabajos lingüísticos, se compone de 146 discos de
palabra –dialectos, recitados, alocuciones políticas–. El grupo más numeroso lo
componen formas dialectales de alemán e inglés comprados a
Ian
Gibson, en su biografía Ligero de
equipaje. La vida de Antonio Machado, recoge una anécdota tremenda sobre
las dificultades que hubo para grabarle la voz a Antonio Machado, con quien
Navarro Tomás recorrería años después el itinerario del “último viaje”: “De
Navarro Tomás, cuenta el hispanista irlandés, tenemos otro recuerdo casi tan
emocionante. Antes de la guerra el fonólogo había querido registrar la voz
Machado para el Archivo de
En 1931, dio comienzo la organización
de los trabajos del ALPI, el Atlas Lingüístico de
Navarro Tomás y el viejo Ford
del equipo investigador del ALPI.
Zona castellana: Aurelio M. Espinosa,
Jr., nativo de lengua española de familia de Nuevo Méjico, USA; y Lorenzo
Rodríguez Castellano, de Asturias.
Zona catalano-valenciana: Manuel
Sanchis Guarner, valenciano, y Francisco de B. Moll, mallorquín.
Zona gallego-portuguesa: Aníbal Otero,
gallego, y Rodrigo de Sa Nogueira, portugués, que sería sucedido por Armando
Nobre de Guzmao y por F. Lindley Cintra.
En 1930 fue nombrado profesor de
Fonética de
Durante
En el efecto de sus recitaciones, las
cualidades de su estilo hallan perfecto complemento en las firmes inflexiones
de su voz, en su cara curtida por el aire y el sol, en su traje de recia pana,
en su justillo de velluda piel de cordero y hasta en el carácter de su dicción,
fuertemente marcada con el sello fonético del acento regional. Sus ademanes son
sobrios y contenidos y su expresión enérgica, grave y concentrada. Hay una ardiente
exaltación en el recogimiento de su gesto y en la fijeza e intensidad de su
mirada. No es de extrañar que, como él mismo dice, su espíritu se sienta más
compenetrado con el aliento de los campos de Castilla que con el de los
huertos levantinos. La dignidad del tono, del ritmo y del concepto hacen
revivir en sus labios en muchos pasajes las resonancias épicas del Romancero.”
En 1937 viajó a Rusia al frente de una
delegación cultural española y también asistió a congresos de bibliotecas y de
fonética en Bruselas, Gante y
Ya en 1939, cuando las tropas franquistas
estaban ya en Tarragona, parte con un grupo de intelectuales para Francia. Fue
compañero, como se ha señalado, del último viaje de Antonio Machado. Así lo
cuenta Gibson, relatando un descanso en el camino en una masía catalana:
“Durante la larga noche pasada en Mas Faixat, recordará Enrique Rioja, catalanes
y castellanos «comulgaban en el mismo y común dolor. Allí, en un viejo diván,
don Antonio conversaba, pausado y sereno, con Navarro Tomás, Corpus Barga y
otros. En algún otro lugar Caries Riba hablaba, en un ambiente de tristeza, con
un grupo de escritores. La luz mortecina, la desesperanza mucha y la fatiga que
se apoderaba de nosotros [...] creaban un ambiente que imagino es el de todas
las retiradas ante el acoso de los vencedores que avanzan»”. Ya en Francia, el
28 de enero de 1939, Corpus Barga y Navarro Tomás se dirigirían a Perpiñán para
conseguir, del ministro de Estado de
En febrero de 1939 se traslada a EE. UU,
y comienza en Nueva York, en
Su biógrafo, Francisco Fuster Ruiz,
hace un balance de esta etapa: “No obstante la brillantez de su actuación en
esta etapa norteamericana, se le nota un decaimiento en su labor creadora,
lejos de España y de su querido Centro de Estudios Históricos. Es el terrible
drama del escritor desarraigado, del científico alejado de las fuentes de
donde brotaba su inspiración creadora. Sobrecoge pensar en lo que habrían
adelantado las ciencias filológicas en España de haber podido seguir sin
interrupciones en nuestro país el gran equipo creado por Ramón Menéndez Pidal
y del cual Tomás Navarro Tomás era su cabeza más visible. Ha sido el terrible
drama de la guerra civil, que hizo retroceder sensiblemente el avance de 'la
cultura y de la ciencia en España.”
Zamora Vicente, que compartió con
Navarro Tomás los días del Centro de Estudios Históricos, lamenta que su marcha
al exilio interrumpiera tantas cosas: “Pero habíamos decidido terminar este
repaso a la actividad de Navarro en los momentos en que la huida de España
clausura una etapa creadora y feliz. Pero la vida sigue, los crepúsculos
advienen, implacables, y con ellos nuevas gentes, nuevos horizontes. En otro
sitio he contado cómo fue la actitud de
Pero a pesar de este alejamiento de las
fuentes de investigación, Tomás Navarro Tomás siguió su actividad editorial. Entre
sus publicaciones de los años del exilio se cuentan: "Desdoblamiento de
fonemas vocálicos" (1939), "El grupo fónico como unidad melódica
(1939), "Rasgos esenciales de las vocales castellanas (1942), Cuestionario lingüístico hispanoamericano
(1943), Ejercicios fonéticos (1943), Manual de entonación española (1944), Estudios de fonología española"
(1946, y varias ediciones más), El
español en Puerto Rico (1948), "El octosílabo y sus modalidades
(1952), Métrica española: reseña
histórica y descriptiva (1956, y varias ediciones más), Guía de pronunciación española (1956), Documentos lingüísticos del Alto Aragón
(1957), Arte del verso, (1959), Atlas lingüístico de
Murió el 16 de septiembre de 1979, en
Northampton, Massachussets, a los 95 años.
La labor realizada en América por Tomás
Navarro Tomás, en el campo de la filología hispánica y durante los últimos
cuarenta años, no puede ser condensada en unas breves líneas. Porque Navarro
Tomás con su obra ha allanado los terrenos de la investigación literaria en el
campo de la métrica y ha conseguido que esta parcela de los estudios
literarios se convierta, frente a lo que comúnmente. Se cree, en una tarea de
estudio grata y llena de sentido. La métrica es hoy posible como camino de
aproximación al autor, como medio para mejor comprender al poeta que se ha
servido del verso para su creación artística y que, voluntariamente, ha llevado
a cabo una elección entre un cúmulo de posibilidades -en español más rico que
en ninguna otra lengua- rítmicas, métricas poéticas en definitiva.
Gracias a los profundos y rigurosos
estudios de Navarro Tomás, la métrica española ha dejado de ser ciencia de
contables, abierta sólo a unos pocos, y se ha convertido en indispensable
instrumento de acercamiento al estilo, de necesario medio de comprensión de
ese vínculo entre significante y significado, entre forma y contenido, o entre
espíritu y técnica, que constituye el estilo.
Hoy día, en que tanto y tan justamente
se valora el comentario de textos como educativo y metodológico modo de
comprensión de la obra literaria, hemos de considerar más que nunca las
aportaciones de Navarro Tomás a nuestro arte del verso, que supo y pudo
revolucionar y sistematizar con evidentes y óptimos resultados positivos.
Revolución que era ciertamente ineludible teniendo en cuenta los superficiales
y descriptivos tratados precedentes. Y sistematización laboriosa que consiguió
con un método riguroso, personal y múltiple.
La obra de Navarro Tomas, en lo que al
arte del verso se refiere, queda reducida, a pesar de su gran importancia y
significación, a sólo cuatro libros, de distinto tono, contextura, finalidad y
resultados, aunque todos ellos son exponentes de una teoría métrica coherente,
mantenida a 10 largo de los años, y expresada con extraordinaria claridad y
precisión.
Es obligado señalar que el primero y
más importante de ellos es el titulado Métrica
española (Reseña histórica y descriptiva) al comenzar el análisis de estos
libros. Apareció su primera edición muy lujosamente impresa y encuadernada, en
1956, editada por
Edición española de la “Métrica”
Navarro Tomás ofreció esencialmente dos
novedades, basadas, en efecto, en el doble planteamiento del libro: de un lado,
su carácter histórico, es decir, su consideración como estudio diacrónico de
la métrica española a través de los siglos, desde el mester de juglaría al
postmodernismo. Y de otro, su carácter descriptivo, y por ello, definidor de
los modos y procedimientos que han forjado la métrica a lo largo de todos los
siglos de nuestra literatura.
Ni qué decir tiene que la investigación
llevada a cabo, para poder establecer la frecuencia e intensidad de cada
fenómeno métrico a lo largo de nuestra historia, reviste notas de patente
exhaustividad y pone de manifiesto el rigor y la seriedad que cada uno de los
planteamientos va adquiriendo. El lector de esta Métrica española llega a alcanzar así, con su lectura y estudio, el
más completo panorama de los usos métricos de cada uno de nuestros autores,
nuestras épocas o tendencias con una visión detallada y globalizadora al mismo
tiempo.
Todo esto sería más que suficiente para
ponderar el valor de una obra tan ambiciosa. Pero, además, hay que hacer notar,
junto a los claros rasgos de organicidad y precisión, de equilibrio entre
todas y cada una de las partes del libro, la constante aportación que suponen
para el conocimiento y comprensión de una parte importante de nuestros escritores.
El libro finaliza con las páginas
dedicadas a un amplio período que recibe el nombre de
"Postmodernismo", especie de depósito común de numerosos autores de
muy distinto temperamento estético. Quizá sea este último capítulo el que
adolezca de la delimitación necesaria, comprensible, sin embargo, por la fecha
de su redacción y primera publicación. A pesar-de esto, las ediciones
posteriores de
A pesar de cuanto llevamos dicho, no
hemos hecho aún referencia a la que considero la aportación más definitiva de
Navarro a nuestra crítica literaria desde el ángulo de la métrica: la
consideración de las modalidades rítmicas de nuestros versos como algo
relacionable con el contenido de los poemas, la adecuación del verso al
espíritu, al tema o al sentido de un poema. El estudio histórico llevado a
cabo, demuestra cómo, en muchos casos, el poeta ha sido consciente de esta
exigencia, y cómo en otros ha respondido a una actitud puramente intuitiva de
acertados resultados.
De esta forma, el ilustre filólogo
manchego concedió a la métrica un importante protagonismo en el estudio de los
poetas y le otorgó un papel activo al verso en el conjunto de los ingredientes
que forman el estilo de un autor, en consonancia con un amplio movimiento filológico
europeo que así lo venía propiciando: formalistas rusos, Jakobson, Kayser,
Fubini, etc. etc. Navarro Tomás, con su aportación histórica y descriptiva,
imponía de manera definitiva a estos estudios la precisión y certeza de una
teoría ampliamente comprobada.
Complemento de este manual, fueron dos
libritos de menor tamaño que, publicados en América alcanzaron numerosas
ediciones. Por lo menos así ocurrió con el titulado Arte del verso, cuya primera edición, de 1959, se vería sucedida
por reimpresiones que alcanzaba la 6ª edición en 1976. Se trata de un resumen
del manual anterior destinado a la enseñanza media. Las ediciones de Arte del
verso eran publicadas en México por
La labor de Navarro Tomás no se redujo
en el campo de la métrica a estos tres interesantes manuales, sino que, además,
fue publicando trabajos monográficos en distintas revistas americanas y en
diversos homenajes de éste y del otro lado del mar, muchos de ellos inasequibles
o de difícil localización, a no ser por su reedición, hace pocos años, en un
libro que reúne todos estos ensayos, titulado Los poetas en sus versos: desde Jorge Manrique a García Larca, cuya
publicación en Barcelona, en 1973, permitió el conocimiento general de estos
trabajos junto a otros totalmente inéditas.
Los poetas en sus versos
Quizá sea ésta la mejor obra, por lo
menos la más personal, la que da mejor la medida del investigador y del
estudioso especializado, entre las que Navarro Tomás dedicó a la métrica. Y es
que está constituida por reflexiones sobre autores españoles con detalladísimas
comprobaciones métricas que le llevan a resultados, en alguna ocasión,
distintos a los que desde hace mucho tiempo permanecen establecidos en nuestra
crítica e historia literaria. Por eso este libro contiene un doble interés
general: primero, por lo que aporta sobre los trece autores estudiados, y
segundo, por demostrar, con extrema claridad y evidencia, lo fundamental que es
la métrica en el estudio de nuestra poesía y nuestros autores. Hay además dos
ensayos magistrales -y en cierto modo clásicos ya dentro de los estudios de la
especialidad- sobre el octosílabo y el endecasílabo, junto a un tercero que,
menos ambicioso, recoge su opinión sobre el verso libre a propósito de la
aparición del libro de López Estrada sobre Métrica española del siglo XX.
Sin entrar en un estudio detallado de
estos trabajos, vamos a valorar algunas de las aportaciones para observar su
trascendencia y sentido. Y debemos comenzar por el dedicado a la "Métrica
de las Coplas de Jorge Manrique", que se constituye en un estudio
completísimo con revisión de todos los detalles referentes al verso de las
Coplas. Tanto en las distintas modalidades del octosílabo como en las
diferentes combinaciones del tetrasílabo, así como las excepciones surgidas en
el desarrollo del poema. Hay un buen estudio de la rima y sobre todo muy renovador
es el análisis de la "armonía vocálica" que supone verdaderamente una
aportación" novedosa y sugestiva al estudio de la obrita manriqueña.
La revisión está realizada con
criterios exhaustivos valorando detalladamente todos los datos que maneja,
procedentes de una contabilización total. Asegura Navarro Tomás que el
carácter bien equilibrado y admirablemente armónico de las Coplas se debe
exclusivamente a un criterio artístico. Se trata, como señala, de una
"compleja y refinada estructura métrica", que encierra, en definitiva,
dos grandes aciertos: "circunstancias especiales de sensibilidad e
inspiración, merced a las cuales, el poeta, más que en otras ocasiones, acertó
a encontrar en las palabras y en los versos su pleno sentido y su escondida
virtud musical" y "en su sosegado compás y en su moderada entonación,
las estrofas de este poema muestran esencial concordancia con los rasgos más
significativos del acento castellano".
La admiración por Jorge Manrique,
patente en este trabajo, palidece si se observan en los siguientes estudios,
lo términos y el acierto del enfoque con que revisa la métrica, la musicalidad
y el ritmo en Garcilaso de
También hace referencia, al final, a
otros factores que han influido en el poeta toledano, como son el hecho de que
su fonología sintáctica, a pesar de su antigüedad, suene con acento tan natural
y moderno. El mismo carácter suave del murmullo del río Tajo es el que da vida
y sonido a sus versos, junto al susurro de las abejas en el silencio de la
selva.
Todavía, en el siguiente artículo sobre
"El endecasílabo en la Égloga Tercera de Garcilaso", volverá Navarro
Tomás al estudio del poeta toledano en un trabajo que vale como prueba de que
las modalidades del endecasílabo en este poeta están adecuadas al contenido. El
predominio de los tipos sáfico y melódico, los de más apacible musicalidad,
alcanzan en esta égloga un total de 64,3 % del total de los versos y revelan
esta evidente adecuación. Navarro señala que "ambas modalidades forman un
acorde de dulce sonoridad en concordancia con el ambiente del verde y apacible
soto donde ejecutan sus bordados las ninfas del Tajo". Y procede al
sistemático estudio de la importancia que tiene la combinación de acentos para
la impresión de apacibilidad del poema en su conjunto, tras lo que llega a la
final conclusión de que la égloga "se muestra como una obra artística de
sólida y trabada construcción y de delicados y pulidos detalles", acorde
con lo que ha investigado en torno al endecasílabo y su distribución artística
en el poema.
Otro artículo revelador es "El
endecasílabo en Góngora", que interesa sobre todo como reflejo de que los
estudios de Navarro aportan algo nuevo a la crítica literaria establecida sobre
un autor, tan definitivamente estudiado, al parecer, como Góngora. Tras
someter cuidadosamente al análisis métrico la obra del poeta cordobés, en
comparación con otros autores como Garcilaso, por ejemplo, llega a la
conclusión de que los endecasílabos no responden musicalmente como podría
esperarse, habida cuenta de la perfección de su-arquitectura: "Lo que se
echa de menos es su acción colectiva en el temple y color de cada obra".
. .
"Es forzoso reconocer que el arte
del insigne poeta, tan agudo y sutil en otros aspectos, no se ejercitó con
análogo refinamiento en el cultivo de estos recursos tan aptos para traducir el
espíritu del poema. Acaso no sea ajena esta circunstancia al hecho de que sus composiciones,
de tan elevada confección artística y de métrica tan elaborada y preciosista,
no hayan alcanzado especial admiración respecto a su musicalidad. Sus versos
son universalmente celebrados por el encanto que ejercen sobre la mente, más
que por el halago que producen en el oído".
Después de estas afirmaciones, un
análisis de los tipos rítmicos del endecasílabo corroborado por la observación
de la poca importancia que el sonido ―frente a la forma o el color―
tiene en la obra de Góngora, llega a la conclusión de que en lo melódico, en lo
que a armonía y musicalidad del endecasílabo se refiere, Góngora "no
superó un común nivel que tampoco otros muchos han sobrepasado".
En sus años de EE. UU.
Estudios sobre Sor Juana Inés de
Pero lo más interesante del artículo
es, sin duda, la aportación al entendimiento del poeta y las revelaciones en
torno a una adecuación métrico-temática, a una coincidencia entre el espíritu
y- el verso en Antonio Machado: "De este modo, la versificación de
Machado resulta a la vez sencilla y compleja, antigua y moderna, clásica, y
popular. A través de su obra, mientras de una parte fue desnudando sus versos
de novedades externas, de otra fue ahondando en la elaboración Y refinamiento
de lo familiar Y tradicional".
En distinto sentido, destaca también el
artículo titulado "Juan Ramón Jiménez y la lírica tradicional", que
rompe desde el principio con la idea común de que su poesía se halla presidida
por rasgos tales como "el haber sido elaborada con especial refinamiento y
ajeno a toda influencia popular, y el haber prescindido de la ordinaria
versificación regular a partir de la publicación de su Diario de un poeta
recién casado, 1917."
El artículo pone de manifiesto lo
equivocado de afirmaciones como las precedentes y revela el gusto por la
canción tradicional del poeta de Moguer, gesto mantenido a lo largo de toda su
vida, con utilización de numerosos recursos tomados de la lírica tradicional.
La fe de Juan Ramón en sus "canciones" fue incluso comentada en Nueva
York por el propio poeta con Navarro Tomás, lo que hacía ver el permanente y poderoso
afecto del autor andaluz por la poesía forjada en los moldes de lo popular.
Tres son los poetas del 27 que Navarro
Tomás estudia en algún aspecto de su métrica, desde la maestría de Jorge
Guillén hasta la intuición rítmica de García Lorca, no sin antes haberse
referido a Pedro Salinas y al disco grabado sobre El Contemplado, leído por el propio poeta. Este último artículo
sobresale de los demás porque en él se advierten dos valiosos enfoques llevados
a cabo por el filólogo manchego:
a) Su interés, ya expresado en el
artículo sobre Machado, por las "inscripciones" en disco de la voz de
los poetas para conocer mejor la métrica y entonación del poema. En este caso,
una perfecta lectura por Salinas de El
Contemplado es la que revela indudables secretos sobre aspectos rítmicos.
b) La comprensión que Navarro es capaz
de hacer de la métrica de un autor difícil en este aspecto como es Pedro
Salinas. Su versificación, resume Navarro, "se redujo a la simple serie
suelta o vagamente asonantada en cortos versos de ocho, siete o seis sílabas,
con auxiliares menores, y menos frecuentados en endecasílabos y
heptasílabos".
No vamos a detenemos más en aspectos y
detalles numerosos que aparecen en las obras de Navarro Tomás y que se constituyen
en valiosas aportaciones a nuestra crítica e historia literaria. Volviendo a
la importancia de las obras comentadas en primer lugar, no podemos sino elaborar
una positiva conclusión al terminar este trabajo de evocación y recuento. Con
una obra crítica en realidad muy breve, con un estilo preciso y acertado, con
un método directo basado en datos objetivos laboriosos, consigue el ilustre filólogo
renovar muchos de los planteamientos críticos sobre nuestra historia literaria,
a lo que sin duda contribuye con su solvencia el preciso, sistemático y
magistralmente articulado manual histórico y descriptivo de nuestra métrica.
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